La respuesta al cambio de la concentración de CO2 en plantas se refleja en el tamaño de área foliar y la producción de raíces finas (Norby 1996). También el cambio climático ha provocando cambios en la composición y distribución de la vegetación y probablemente en la superficie forestal (Terradas, 2001). Es decir, las especies que conforman los ecosistemas naturales están cambiando su ubicación. Por ejemplo, en la zona montañosa de Xalapa y alrededores cada vez es más frecuentes observar parvadas de pericos, quienes son típicos de ambientes cálidas. Al encontrar temperaturas menos frías, los pericos pueden subir a la montaña.
Los bosques en activo crecimiento absorben grandes cantidades de CO2, retirándolo de la atmósfera y se proponen como una de las medidas recomendadas para compensar las emisiones debidas a las actividades humanas (Terradas, 2001).
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